lunes, 9 de julio de 2012

BIOGRAFÍA DE JULIO CÉSAR GARCÍA VALENCIA


Vivió y murió “pobre” de riquezas materiales, pero rico en inteligencia y con un gran  corazón.
Preocupado ante todo por los valores del espíritu, jamás creyó en el éxito fácil ni buscó la línea del menor  esfuerzo.
Nació en Fredonia “pueblo de hombres libres” el 7 de agosto de 1894, del matrimonio del General Joaquín García Rojas: abogado, juez, magistrado, alcalde de Santa Bárbara y Fredonia, Diputado y Senador de la Republica  y Obdúlia Valencia Echeverry siendo  el mayor de 8 hermanos.
El carácter de Julio César García estuvo influenciado en su infancia por las sencillas y sanas costumbres de Fredonia, pueblo habitado por ciudadanos donde la honradez, el respeto y las buenas maneras, la  fe y la esperanza en una vida mejor eran los firmes soportes de la existencia. 
Ese ambiente de veracidad, entereza de carácter y verticalidad de criterio, fueron  el fundamento de quien tan alto habría de llegar como persona y como ciudadano.
A lo anterior se suma el propio esfuerzo, el deseo de superación y el amor al trabajo que caracterizan al pueblo antioqueño.
Realizó sus primeros estudios en la escuela pública de Santa Bárbara, los continuó  en el Colegio San José de Marinilla y los culminó en  Bogotá en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, graduándose de  Bachiller en Filosofía y Letras el 20 de noviembre de 1913, siendo Colegial de Número (máxima autoridad del claustro) en octubre de 1916.
Por sugerencia del entonces Rector de la Institución Monseñor Rafael María Carrasquilla, inició sus estudios de Filosofía y Letras para obtener el Doctorado en mayo 10 de 1918, con una tesis sobre “Historia de la Instrucción Pública en Antioquia”, dirigida por Marco Fidel Suárez, Presidente de la República.
Fue el mismo Marco Fidel Suárez, quien se expresó así de ella:
”La tesis de Julio César García esta escrita con amor a la tierra donde nació y a los hombres que la han ilustrado; pero con espíritu imparcial y severo que prefiere a vagas apologías, la manifestación sencilla de la verdad. Julio César García revela en su tesis dotes de verdadero escritor, cultura, literatura bien cimentada y un noble y sincero anhelo de ser útil a la patria y la sociedad. Su tesis es una primicia que promete rica cosecha para el futuro”.
Este juicio,  fue una verdadera premonición de lo que habría de ser a través de vida: un escritor y periodista castizo, ameno y fecundo; un historiador que amó con idolatría a su patria y un maestro en quien se encarnó la etimología latina de magíster y de la que tiene su fuente en las virtudes intelectuales y morales del auténtico educador.
Además Julio César García se sintió siempre como un fruto de la formación que en el Rosario impartió Monseñor Carrasquilla, quien “fue maestro, faro y sostén de su alma”. Por ello en el  Preámbulo de la Biografía que escribió de su maestro confiesa: “He aquí porqué he dicho ya que cuento como el mayor orgullo de mi vida haber sido discípulo y haber compartido la predilección de Monseñor Carrasquilla.  Ese es, al mismo tiempo, mi más grave compromiso ante la sociedad, porque va aparejado con el juramento que presté al recibir la investidura de colegial del  Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, que el Rector calificaba como el más alto honor a que puede aspirar un joven en Colombia”
el 8 de agosto de 1918, inicia su carrera de maestro de juventudes en la Universidad de Antioquia a la que estuvo vinculado físicamente hasta 1947 y espiritualmente hasta su muerte, de tal manera, el Alma Mater antioqueña se identificaba con Julio César García hasta convertirse en  símbolo de ella.
De 1932 a 1940 ejerció la  decanatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Antioquia y de 1940 a 1944   fue rector   del   Liceo   Antioqueño.
Desempeñó la rectoría de la Universidad de Antioquia;
Fundó en 1944 el Instituto de Filología y Literatura y el Instituto Universitario de Antropología.
En 1930 asumió a Secretaria de Educación de Antioquia y durante los dos años de su administración afloraron varias de las facetas de su vida de educador: la ayuda a las clases populares que por su penuria no podían acceder a la educación Primaria y menos a la secundaria; para ello creó las escuelas nocturnas y las escuelas dominicales, la alfabetización  de los obreros y la creación de cursos para formar contadores tan necesarios en una ciudad industrial como Medellín. Fue uno de los primeros impulsores de las cooperativas de Antioquia.
A mediados de la década del 40 fue designado como Rector del colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario  ante la enfermedad de Monseñor Castro Silva, y debido a su recuperación no se llevó a cabo la posesión. Mas adelante fue nombrado Rector del Colegio Nacional de San Bartolomé.
Le correspondió como rector presenciar y sufrir el 9 de abril de 1948 en el colegio San Bartolomé, situado frente al costado oriental del Capitolio y a una cuadra del Palacio de la Carrera; se hallaba casi en el epicentro de la batalla librada entre el gobierno  representado por el Presidente Mariano Ospina Pérez y la insurrección de las turbas enfurecidas por el  asesinato de su máximo líder  Jorge Eliécer Gaitán.
Después de los hechos del 9 de abril, que partió en dos la historia Colombia, escribió:
“La violencia y a impunidad provienen de una deficiente educación...
Si el pueblo se hubiera educado, no habrían sucedido tantas desgracias”.
Todo lo que el 9 de abril tuvo de trágico lo confirmaba en su firme convicción acerca de la necesidad de brindar oportunidades al pueblo por medio de la educación nocturna para así conjugar la necesidad de trabajar para conseguir el diario sustento con la urgencia de sacrificar las horas de ocio en beneficio de la formación intelectual.
Promovido en 1952 a la Rectoría de la Normal Superior (hoy Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia) continuó en ella su labor docente hasta que en 1954 asumió la Secretaria Técnico-Cultural del Ministerio de Educación. Ya desde años anteriores,  desempeñaba la Secretaría del Consejo Superior de Educación.
Una noche,  al terminar la lectura de un acta, se levantó Don Agustín Nieto Caballero y dijo: 
“Señores: estas actas del Doctor García son obras maestras de fidelidad y de verdad. Pero sabe expresar el doctor García esa fidelidad en moldes  tan nobles, en  troqueles  tan bellos, que uno desconoce esas pobres exposiciones porque resultan, al pasar por la pluma del doctor García, verdaderas obras de pensamiento, profundas y sabias exposiciones pedagógicas, verdaderas piezas literarias”. 
“Su atrayente personalidad que tenía como pilares: la benevolencia, la modestia, la autenticidad, la ecuanimidad, la prudencia y la mansedumbre, la voluntad inquebrantable, el culto a la amistad y la lealtad a toda prueba, a lo que en el orden intelectual se sumaban sus grandes conocimientos generales, con precisas y claras síntesis humanísticas, filosóficas y sociológicas, con ideas imprevistas acompañadas de conocimientos claros y expresadas en puntos de vista originales y sorprendentes: Un rato de agradable conversación con él, muy especialmente sobre asuntos literarios e históricos, instruía más que un año de lectura”.               (Horacio Bejarano D.)
Era un conversador ameno, de exposición clara, pintoresca y llena de humor, no obstante, lo filosófico y en ocasiones elevado de su discurso, que lo hizo reconocer con humildad cuando fue invitado a participar en el programa radial “Los catedráticos informan“:
“A mí me enseñaron a leer y escribir pero no a hablar”.
Continuó la obra educativa del “maestro” con la fundación, en 1951 de la Universidad La Gran Colombia, en la que cristalizaron sus afanes por una enseñanza nocturna para los jóvenes trabajadores con deseo de estudiar, no solo para los capitalinos sino para los de provincia.
La Gran Colombia fue una obra quijotesca  que animó a su fundador , quien   por  ella  sacrificó  su  bienestar familiar , sufriendo estrecheces económicas,  angustias ante los problemas que le causaba la naciente fundación,  las deserciones de los amigos y  las ingratitudes de quienes no creyeron en su obra.
Estaba convencido  y definió así la Universidad:
“Es la obra de unos cuantos abanderados del ideal, que se embarcaron en dos leños y construyeron su navío en alta mar.” Sólo pudo vencerlo la deslealtad de que fue víctima por parte de quien creía su amigo y había hecho participe de su obra. Esto ocurrió  en el último Consejo Directivo a que asistió el 15 de junio de 1959 a las 8:30 de la noche, cuando le sobrevino el infarto, sorprendiéndole la muerte en su oficina.

HISTORIA Y SÍMBOLOS DE LA INSTITUCIÓN


SÍMBOLOS DE LA I.E. JULIO CÉSAR GARCÍA

Bandera

Está compuesta por tres fajas horizontales, dos azules en los extremos que ocupan cada una de ellas 1/4 del ancho total y una faja central de color blanco que ocupa la otra mitad. En la faja blanca en forma semicircular y con letras azules lleva la inscripción "Institución Educativa Julio César García"

Escudo

Un blasón dividido en 4 cuartos: el superior izquierdo de color plata y el color negro 10 símbolos universales de los sexos masculino y femenino. El superior derecho en fondo azul y en él una cruz de color dorado, símbolo de la formación ética y moral que se imparte a los alumnos. El cuarto inferior derecho de fondo dorado una semi-corona de laurel verde, símbolo del triunfo. El cuarto inferior izquierdo de fondo azul, una gráfica de un átomo en color blanco con círculos pequeños de color dorado. En la parte inferior del escudo dos cintas que llevan impreso el nombre de la Institución.

Lema

“Construyendo convivencia formamos personas con visión empresarial”



RESEÑA HISTÓRICA

El día 20 de marzo de 1973 ante la inquietud de los habitantes del Barrio Boyacá de contar con un establecimiento que ofreciera alternativas educativas a los niños, fue creada por la Secretaria de Educación y Cultura del Departamento y mediante el decreto 0321 la Escuela Siete de Agosto. Que se inauguró oficialmente el día 29 de marzo. Se entregó así a los vecinos del barrio Boyacá y las Brisas una escuela oficial que atendería desde el grado preescolar hasta quinto de primaria.
Debido a la falta de establecimientos educativos para secundaria y en vista de la gran demanda presentada en el barrio Florencia y demás sectores vecinos, el señor Gustavo Hurtado Rave Jefe de Núcleo Educativo 12A, planteó ante la Secretaria de Educación y Cultura la necesidad de un nuevo establecimiento, especialmente en el área comercial con el fin de que los alumnos obtuvieran una preparación media más adecuada.
La Institución fue creada con el nombre de Liceo Departamental Florencia, mediante el Decreto 00119 de febrero 2 de 1979.

Enfrentado el reto por el personal directivo, se propusieron como objetivo primordial, agrupar la Institución en un solo local, es así como gracias a la colaboración y el apoyo unánime brindado por el director y profesores de la Escuela Siete de Agosto se trasladó la Institución el 28 de mayo de 1979. Organizándose un horario de emergencia con tres jornadas así:
·      Primaria de 7 a.m. a 12 p.m.
·      Secundaria de 12.30 p.m. a 6.30 p.m.

Al año, se recibe el decreto departamental 001822 por medio del cual se le asigna un nuevo nombre al establecimiento el de Liceo Comercial José Roberto Vásquez Muñoz, pero al poco tiempo llega el decreto 0266 de febrero 26 de 1980 deroga el anterior y la Institución recibe el nombre de Liceo Comercial Julio César García, en memoria del historiador, catedrático y profesor antioqueño Julio César García.

En 1981 Y mediante el oficio 42 de agosto 6 la oficina de Registros y Diplomas autoriza para el establecimiento un nuevo horario de clases de 3pm. a 9pm., y amparados en el Decreto 568 de marzo 9 de 1981 se dictan clases de 50 minutos cada una.

Por medio de la Resolución Nacional 22395 de fecha diciembre 17 de 1981 se aprueban por primera vez los estudios en el Ciclo Básico del Liceo Comercial Julio César García, aprobación que se extiende hasta el año lectivo de 1982 inclusive y en su artículo segundo autoriza al plantel mientras este vigente la presente resolución, para expedir el diploma de AUXILIAR DE CONTABILIDAD y SECRETARIADO a los estudiantes que culminen y aprueben hasta el grado noveno conforme a los planes y programas de estudio vigentes y cumplan con los demás requisitos exigidos para tal efecto.

El 4 de febrero de 1983 el grado décimo del nivel media vocacional, una necesidad sentida por los alumnos que culminaban el ciclo básico, el 19 de diciembre del mismo año, se recibe la Resolución Nacional 24003 por medio de la cual se aprueban hasta el año de 1985 inclusive los estudios correspondientes a los grados sexto a noveno del nivel de educación básica secundaria.

Para culminar el nivel medio vocacional se autoriza al plantel por medio del Director de Planeamiento Educativo iniciar el grado undécimo en el año 1984 y el 4 de octubre de ese mismo año, se recibe la Resolución Nacional 14692 por medio de la cual se aprueban por el año de 1983 los estudios correspondientes al grado décimo y a partir de 1984 y hasta 1985 inclusive se aprueban los estudios de los grados décimo y undécimo del nivel media vocacional modalidad comercial y en el parágrafo primero de conformidad con el artículo anterior lo autoriza para otorgar el Título de BACHILLER COMERCIAL y expedir el diploma correspondiente.

El 9 de noviembre del año 1990 se recibe la resolución departamental 005036 por medio de la cual se aprueba hasta 1993 inclusive los estudios correspondientes al nivel de educación básica secundaria y media vocacional modalidad comercial en el Idem Julio César García. En este mismo año se acoge al nuevo plan de estudios presentado por la Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia con la resolución 007377 del 16 de diciembre de 1992.


Es así como por medio del Decreto Departamental 3812 del 27 de septiembre de 1993 el Gobernador de Antioquia Doctor Juan Gómez Martínez en uso de sus atribuciones legales, fusiona la Escuela Siete de Agosto y el Idem Julio Cesar García en un solo establecimiento educativo que se denomina CONCENTRACIÓN EDUCATIVA JULIO CESAR GARCÍA. Correspondió iniciar la dirección de la Concentración al señor Mario Aníbal Valencia Valencia.

En el mes de marzo  de 1993 asume la rectoría el señor Octavio Díaz Serna, le corresponde iniciar el proceso de cambio que plantea la ley 115 de 1994 (Ley General de Educación).

En el 2002 por la ley 0230 es designada como INSTITUCIÒN EDUCATIVA JULIO CÈSAR GARCÌA.

HISTORIA DEL DÍA DE LA ANTIOQUEÑIDAD


Historia
El once de agosto conmemoramos los antioqueños la Independencia de Antioquia; pues un día como este del año de 1813 se firmó en la ciudad de Santa Fe de Antioquia el acta mediante la cual “…el estado soberano de Antioquia, desconoció por Rey a Fernando VII y proclamó la independencia absoluta de España.”
Después de declarada la independencia absoluta, una de las primeras medidas de gobierno que tomó don Juan del Corral, fue identificar a los enemigos de la libertad y reducirlos a la impotencia. Embargó sus bienes, desterró a algunos y puso en prisión a los que consideraba de mayor peligro para mantener la libertad y la independencia. Organizó rápidamente el ejército con ayuda del sabio Francisco José de Caldas, quien por esos días se hallaba por Antioquia, huyendo de los españoles.
Esta conmemoración debe trascender más allá de una simple anécdota histórica y debe convertirse en un reto para generar una reflexión sobre aquellos heroicos acontecimientos realizados por esa gesta de hombres y mujeres que visionaron una Antioquia libre y grande.
El año l830 es el punto de partida del Departamento de Antioquia como ente jurídico, aunque en 1856 se convirtió en Estado, para volver más tarde, en 1886 a su anterior denominación. No obstante, la historia de Antioquia es todo un cúmulo de acontecimientos por la diversidad de hechos vividos prácticamente desde finales del Siglo XV cuando Cristóbal Colón llegó a América.
Cuando llegaron los españoles, las tierras de Antioquia estaban pobladas por numerosas tribus indígenas que pertenecían especialmente a la gran familia Caribe. En el Golfo de Urabá vivían los Urabaes y los Cunas, mientras que los Nutabes estaban en la región comprendida entre los ríos Cauca y Porce y en el Valle de Aburra. Los Tahamíes se localizaban entre los ríos Porce y Magdalena, los Quimbayas, al sur del Departamento en la región de Abejorral y Sonsón.
Recorriendo la historia de Antioquia, es bueno recordar que las primeras expediciones conquistadoras fueron las de Rodrigo de Bastidas, Juan de la Cosa y Vasco Núñez de Balboa, quienes en 1500 y 1501 recorrieron la Costa Caribe desde el Cabo de la Vela hasta el Golfo de Urabá, y se establecieron en este último punto durante algún tiempo.
Relatan los historiadores que Santa María de La Antigua subsistió hasta 1524. Desde allí salieron los peninsulares para reasentarse en el sitio del actual Necoclí, hecho cumplido por Alonso de Heredia en 1535, con el nombre de San Sebastián de Buena Vista. Un año después, en 1536, Pedro de Heredia realizó una expedición por el río Atrato y a la serranía de Abibe. En 1537, Francisco César llegó hasta el sitio de Ituango y luego lo hizo Juan Badillo, quien siguiendo por las márgenes del río Cauca fue a dar a Cali, en donde se encontró con Jorge Robledo en 1540. En compañía de éste regresaron a territorio antioqueño y el 24 de agosto de 1541, Jerónimo Luis Tejelo descubrió el Valle de Aburrá que en ese entonces recibió el nombre de Valle de San Bartolomé.Mientras tanto, los hombres de Robledo siguieron hacia el Bajo Cauca y fundaron, en 1541, la localidad de Antioquia, trasladada mas tarde, en 1542 por Juan de Cabrera, al occidente del río Cauca. En 1587, Don Gaspar de Rodas la reubicó en el sitio actual, recibiendo el nombre de Santa Fe de Antioquia. Rodas, además fue el fundador de San Martín de Cáceres en 1576 y de Zaragoza de las Palmas den 1580.
En los territorios que recorriera Tejelo los posteriores colonos se fueron aglutinando en torno a un caserío llamado de San Lorenzo, que fuera el inicio de la historia de Medellín propiamente dicha, Medellín comenzó su vida social y económica como colonia agrícola y ganadera de Santa Fe de Antioquia. En 1675 se erigió en la Villa de Nuestra Señora de la Candelaría de Medellín. El 17 de abril de 1826 se convirtió en la capital de la Provincia de Antioquia, en reemplazo de la colonia Santa Fe de Antioquia.Producto de la exploración fue el sometimiento de los caciques Urabá y Darién en 1504 por Juan de la Cosa, quien incursionó además por las bocas del Atrato. Seis años más tarde, en 1510, Alonso de Ojeda llegó a las Costas del Golfo de Urabá y en el sector oriental construyó una fortaleza que llamó San Sebastián de Urabá. Por iniciativa de Vasco Núñez de Balboa pasaron al litoral opuesto y fundaron a Santa María de La Antigua, convertida por ellos en la base donde partieron las exploraciones y expediciones de la época
Juan Antonio Mon y Velarde, oidor y visitador de la Provincia de Antioquia, fue quien facilitó el cambio de las estructuras social y jurídica de la región, con el reparto de tierras y autorización de ocupar las que ya tenían dueño, pero que no eran laboradas. Mon y Velarde ordenó nuevas fundaciones y fomentó la siembra de cacao y algodón en el territorio Antioqueño.
El ferrocarril de Amagá fue vital en el desarrollo de Antioquia, En distintos escritos sobre la historia de Antioquia se ha señalado que la construcción del ferrocarril, el auge y expansión de la economía cafetera y la industrialización de Medellín, estuvieron precedidos por la formación de una elite empresarial antioqueña que incursionó en diferentes sectores de la economía como la minería, el comercio, la agricultura, la ganadería y la industria.
A partir de 1850, y más allá del siglo XIX, se percibió la consolidación de un grupo de empresarios antioqueños, quienes incursionaron en la industria, el transporte, las comunicaciones, el cultivo de café, la construcción de obras públicas y el comercio. Entre ellos se destacaron Francisco Montoya, Eduardo Vázquez, Vicente Restrepo, Pastor Restrepo, Carlos Coroliano Amador, Agapito Uribe, Tulio Ospina, Pedro Nel Ospina, Alejandro Angel y Mario Escobar.
Ya en el siglo XX Antioquia se caracterizó, simultáneamente con todo el país, por el desarrollo de una infraestructura de transporte con carreteras y ferrocarriles. El Departamento ocupó los primeros lugares en estos sistemas que apuntaban a establecer y mejorar las comunicaciones entre los departamentos, después de las guerras civiles de finales del siglo pasado que habían detenido la totalidad del progreso en el territorio colombiano.
Superada medianamente las crisis de la segunda década del siglo XX, Antioquia empezó a ver crecer sus empresas, hasta llegar a constituirse hoy en un territorio donde se conjugan exitosamente la industria, la cultura y la ciencia.